Con la excepción de los cantantes de formación clásica, en ópera o corales, la mayoría de los cantantes que recordamos antes de 1950 se autodenominaban “artistas”. Mientras crecían en el vodevil o actuaban en el escenario en musicales, cantaban, bailaban, actuaban, hacían impresiones, contaban chistes, fuera lo que fuera el trabajo requerido. Louis Armstrong, Fred Astaire, Al Jolson, Jimmy Durante no fueron cantantes en la vena Bing Crosby – Frank Sinatra, pero pudieron entregar una canción con corazón y personalidad.
Después de 1950, el advenimiento del rock n roll trajo diferentes artistas. Los ídolos adolescentes como Bobby Rydell y Frankie Avalon, los cantautores Neil Diamond, Bob Dylan y Carole King no eran cantantes bien entrenados, pero presentaron sus canciones de manera efectiva para la tarea en cuestión, ya sean películas de playa y discos pop, o las demos que conectan canciones, para que sus canciones sean grabadas por ‘estrellas’.
La contracultura juvenil de la década de 1960 desconfiaba de cualquier intérprete que pareciera demasiado pulido, creyendo que “entrenado” significaba “venderse”, así que, cuanto más grosero, mejor. Joe Cocker, Rod Stewart o Van Morrison podrían no haber tenido éxito 30 años antes. Presentaron música para el público de su tiempo, cuando lo que estaban cantando (o lo que pensábamos que estaban cantando) era más importante que cómo cantaban.
- ¿Es un trabajo en PwC (SDC) Kolkata una buena opción profesional para comenzar?
- Me gustaría adoptar la banca como mi carrera. ¿Qué opciones tengo en él?
- ¿La programación web es una buena opción profesional?
- ¿Qué debe hacer un hombre si no puede decidir su carrera?
- ¿Cuáles son las buenas opciones de carrera para los estudiantes de B.Com? ¿Qué pasa con un MBA?
Hoy continúa. La tecnología cambia la forma en que se percibe un rendimiento. En 1930, un concierto estaba sentado en un teatro o sala, escuchando cantar a un cantante, respaldado por una orquesta o un pequeño grupo.
Ahora, en el concierto de un cantante, habrá luces láser, máquinas de humo, pantallas gigantes de video, varios bailarines, un par de cambios de vestuario, sonido envolvente y focos en el cantante y la audiencia. Con todo ese espectáculo, todo ese bombardeo de entrada audiovisual, toda esa energía generada por computadora, ¿sabemos realmente si el cantante puede cantar?
¿Realmente nos importa?